Es la noticia del día

Esta es la noticia del día. Y creéme que es verdad porque yo no miento. Antes sí, un poco. Pero de todos modos ya estoy grande para boludeces. Fijate donde están los chicos. Están todos tirados en la playa tomando mate desnudando una filosofía barata.
Están hechos argamasa común, se quiebran con facilidad. Mirá sino al que está parado, ése el único que no se sienta en la ronda. Tiene cara de frágil. Aunque ahora que lo veo bien, no parece. Está dispuesto a arrancarte la yugular con esos largos dedos que le cuelgan de la mano. Es alto el turro. Miralo… no puede quedarse quieto. Va de un lado a otro como nervioso. Nervioso por algo. Parece indeciso. Ahora está mirando el mar, tiene los ojos claros… como el agua. Su tez blanca, como la arena en pleno verano. Pero… pará… es tan clara que parece transparente. Miralo como los abraza a todos. Ah… se debe estar yendo. Pero se queda…

Es bueno sentarse a esta hora en la arena. El sol se va refugiando detrás de esa línea. Ésa… la que forma el océano limitando con el cielo. Parece increíble que el cielo y el mar se junten algún punto. No puedo dejar de verlo. Te hablo y te hablo y no me contestás. En que estás pensando. Ah… ya veo. En el punto de encuentro del cielo y el mar. Es buena esa. Las cosas más separadas, esas que son tan distintas tienen un lugar secreto donde comulgan juntos. Lo se… lo he visto. Es como esos mundos paralelos tan distantes en tiempo y espacio, pero tienen un misterioso pasaje que los encuentran cara a cara. Yo lo he visto, no miento, antes sí, un poco.

Mirá a los chicos ahora. Algunos se pararon, están jugando al volley. Las chicas se quedaron cebando mate. ¡Que linda fotografía! Los rayos del sol viajan rasantes levantando la textura del paisaje. La gente va acercando las sillas a la cancha formando una gran ronda alrededor. Lo demás miran desde lejos, algunos se pierden con el rojo atardecer. Las dunas vigilan celosas desde lo alto mientras las sombras las van comiendo desde su base. Alguno que otro se pone un buzo, ésos que se usan sólo para la playa, o para dormir. Por que no me digas que no hay nada más lindo que dormir con el aroma a sal robada de la arena, pero que ésta a su vez se la robó al mar, y éste último no es que no se dió cuenta… se lo dejó llevar. Sino mirá, no ves que las olas van acariciando la orilla, y con ella su olor.

Lo que no entiendo es que hace ése, el alto. El de los ojos claros y la piel transparente. Parece estar pero no. Los mira. Pero no habla. Parece que la realidad se convierte en un simple pasatiempo. ¿No tiene ganas de jugar? Está con la vista estancada en la ronda de esos que están tomando mate. Ésos los que están allá detrás de las carpas. Ésos que se ríen como locos, porque lo están. Lo están y te aseguro que es así, porque yo no miento, ante sí, un poco. Es como si los conociera desde hace tiempo. Todos tienen caras conocidas. ¡Esto ya lo ví! Esos dos están haciendo piruetas trepados a las sillas del balneario. ¡Se van a matar! Ahora se acopló la chica, ésa morocha… ¿la ves? No se para que te hablo. No sos capaz de contestar una palabra.
Ahora se acerca, el alto. Se sentó al lado del pelado. Ése con cara de bueno. Aunque hay otro igual, son clones… ¡Esto ya lo ví! Yo los conozco. Esos son hermanos…

Pero todos son hermanos, primos y amigos. En un familia. Decime en que se diferencia eso a una reunión de navidad o año nuevo. ¡Sí, esto lo ví! Mirá, el de allá, ése morocho con piel casi oscura tiene dos hermanas. No sabés como las cuida… el de allá, el flaco alto dicen que está loco, aunque yo no lo creo, se hace. La chica de allá sale con otro que no está. No lo veo. El petiso, ése es un turro. La de rulos es hermana del que se la pasa haciendo reír a medio mundo. Acercate a ése, te cagas de risa… ¡Sí, ahora me doy cuenta de todo! ¡Los conozco! Vienen siempre. Conozco a todos. A ese con el kayak, al gordo con la silla en la mano, al pelado, al surfista, al lindo, al feo, al simpático, al antipático, a la fácil, la difícil y a la imposible. Al alto y al petiso. A los que vienen de amontones todos iguales de la misma ciudad, a ese que vive en la casa alta y al otro que se revuelca con la chica mientras el padre mira atónito. ¡Sí ya se!

Lo que no sé es qué hace ése. El alto de los ojos claros, el de la piel transparente. Y lo que no sé es qué hago yo. ¿De dónde los conozco? No se por qué los miro. No se qué es lo que me llama la atención todo esto. No se qué hace el alto, ése que los saluda y los saluda. Parece que se va pero no. Parece que está pero no. Parece que soy yo, pero no… o soy yo. No puede ser… no, no soy yo. El alto me mira. Mira, parece ser el único que lo ve. ¿Qué soy? ¿Dónde mierda estoy? ¿Qué carajo pasa? No seré…

¡Sí, y esta es la noticia del día! Y creéme, porque no miento, antes sí, un poco. Soy lo que te llevaste. Esa parte que te ve. Estamos en el lugar secreto. En ese donde se juntan el cielo y el mar. ¿Te acordás? Donde se juntan las paralelas. Aunque me veo allá sentado junto a la rubia, soy lo que me robaste, como la arena le robó el aroma al mar. Te lo llevaste esa madrugada fría sin pedirme permiso. Te fuiste así nomás. Me lo sacaste o… me lo dejé robar, ¿no ves como el mar acaricia la orilla dejando su olor en la arena?

A Luchi…


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